miércoles, 20 de enero de 2016

Mario Casas para GQ España


“Es la Ley de Murphy", sentencia Mario Casas (A Coruña, 1986). Es la uúnica explicación que encuentra a que, de nuevo, se le hayan juntado una pila de películas en la cartelera, como le ocurriera hace dos anños con 'Las brujas de Zugarramurdi', 'La mula', 'Ismael' y 'Tengo ganas de ti'. Ahora son ‘Mi gran noche’, ‘Palmeras en la nieve’ y ‘Los 33’ los estrenos que se le acumulan en un espacio de apenas dos meses, pero él está feliz, porque casi no ha tenido un día libre desde finales de 2013. "El trabajo es mi hábitat natural, es donde me siento mejor. Mientras me dejen, intentaré participar en proyectos diversos, con buenos guiones y directores que me planteen nuevos retos. Me la estoy jugando, porque es la única manera de enfrentarme a mis miedos e inseguridades", afirma.

Además de servirle de terapia, el trabajo (siempre intenso y variado, más parecido a un entrenamiento que a un arte) es el filo de la navaja con el que Casas trata de cortar las cuerdas del corsé que muchos le han querido poner a su carrera. "Mi trayectoria siempre ha sido así: ahora una comedia, ahora un thriller, ahora un drama... Es mi forma de salirme de ese espacio en el que me encasillaron después de aparecer en ‘Tres metros sobre el cielo’, ‘Tengo ganas de ti’ y ‘El barco’. Los personajes a los que interpretaba eran muy estéticos, diseñados para gustar a un público concreto, como los que podían hacer Brando o James Dean en sus comienzos. Sé que son papeles que marcan mucho, pero los actores no tenemos nada que ver con los personajes a los que damos vida", insiste.

Uno de los directores que ha sabido ver más allá del galán adolescente es álex de la Iglesia, para quien Casas ya ha trabajado en dos ocasiones. "Hay una conexión inexplicable entre álex y yo, porque no tenemos nada en común. Lo que nos une es nuestra forma de entender la comedia. él me permite aportar elementos a los personajes, improvisar, y de esa forma me resulta más sencillo identificarme con ellos. Porque la comedia nace de la realidad, de la naturalidad, de no querer parecer gracioso, sino de serlo", apostilla.

Lejos de ese cruce entre "Ace Ventura, Zoolander y los fenómenos pop de Miami" que es su Adanne de ‘Mi gran noche’, este mes Casas se presenta en las carteleras en su versión más dramática y por partida doble. Después de que Raphael intentase arrancarle un ojo en la comedia de álex de la Iglesia, ahora será él quien intente arrancarte unas lágrimas con ‘Palmeras en la nieve’, la adaptación cinematográfica del best seller homónimo de Luz Gabás que llega a los cines esta Navidad. La historia, relatada en dos líneas temporales, versa sobre una joven que investiga las vivencias de su padre y su tío en las plantaciones de cacao de Sampaka en los años 50 y 60, cuando Guinea Ecuatorial era una colonia española. "Al menos para los de mi generación es una parte de la historia por la que se pasaba de puntillas en la escuela. He tenido la oportunidad de conocer a varios colonos españoles gracias a esta película, y sus historias merecen ser contadas", apunta el actor.

La de los protagonistas de ‘Palmeras en la nieve’, en concreto, es una historia de amor, de choque de culturas, de violencia y de sexo (mucho sexo, desde el primer plano), que ha costado 10 millones de euros y se ha rodado entre Canarias (donde la Finca de Osorio ha servido de decorado de lujo para recrear la naturaleza del país centroafricano), Colombia y Huesca.

A pesar de que los números, los recursos y el reparto (además de Casas, aparecen su novia, Berta Vázquez –a la que conoció en el rodaje–, Adriana Ugarte, Macarena García, Emilio Gutiérrez Caba, Alain Hernández, Celso Bugallo y Laia Costa) quitan el hipo, el actor otorga todos los méritos de la cinta a su director, Fernando González Molina, con quien empezó a trabajar en televisioon con ‘SMS’ y ‘Los hombres de Paco’, y luego colaboró en la gran pantalla con ‘Fuga de cerebros’, ‘Tres metros sobre el cielo’ y ‘Tengo ganas de ti’. "Hemos llevado una carrera paralela, y este proyecto va a marcar un antes y un después para él. Es una película que podía haberse quedado en algo bonito, y lo ha convertido en algo espectacular. No se parece a nada que hayas visto antes. Es una superproducción que te deja clavado en la butaca, pero hecha con mucho menos dinero del que pueda imaginar la gente por lo que vea en la pantalla", aclara.

El segundo asalto de Casas a tus lagrimales llegará el 22 de enero con ‘Los 33’, la cinta sobre los mineros chilenos que en 2010 quedaron sepultados durante 69 días en la mina San José. La película, dirigida por la chileno-estadounidense Patricia Riggen, está rodada íntegramente en inglés, y cuenta en el reparto con actores de la talla de Antonio Banderas, Rodrigo Santoro y Juliette Binoche, entre otros. "Es la demostración de que no hay que agobiarse por conseguir las cosas, sino trabajar duro. Hice el casting para esta película y, cuando me llamaron para decirme que estaba dentro, fue cuando me contaron que el elenco principal de la película ya estaba cerrado y que tenía ese nivel", recuerda.

En la película, Casas interpreta al minero álex Vega, al que pudo conocer durante el mes que estuvo rodando en el desierto de Atacama, donde ocurrieron los hechos que inspiran el relato. "Veníamos de dos meses de rodaje en Colombia, en dos minas reales en las que pasábamos 13 horas al día. A pesar de que padecimos el frío, los gases, la oscuridad y las incomodidades que se viven ahí abajo, no se acerca lo más mínimo a lo que debió de sufrir esta gente. Por eso cuando conocí a álex Vega me emocioné mucho y me di cuenta de que tenía razón la directora cuando decía que era un hombre que tenía una luz especial en los ojos".

Mientras su cara copa las pantallas este mes, Mario Casas no levanta el pie del acelerador y ya está rodando ‘Contratiempo’ junto a José Coronado y Bárbara Lennie, y espera el estreno, dentro de poco, de ‘Toro’, donde ha trabajado con Luis Tosar y José Sacristán. "Quiero seguir aprendiendo de actores a los que admiro. Ahora me siento más vulnerable que cuando empecé, pero ese es el motor que te mantiene alerta y te hace evolucionar en esta profesión. Es el camino para hacerme un hueco en la historia del cine español".

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